Resaca de vivir

Resaca de vivir

jueves, 26 de junio de 2014

"ANESTESIA EMOCIONAL"

Suena el móvil de la empresa que llevo en el bolsillo derecho del uniforme junto a un puñado de chicles de menta, un bloc de notas y unas tijeras. Paro la música que suena en mi móvil personal que llevo en el otro bolsillo y que me ayuda a amenizar esta primera jornada después de librar. Atiendo la llamada. Carmen, que ha fallecido en el hospital. La operación parecía que había ido bien pero al final la cosa se torció, me explica la serena voz de la sobrina de Carmen. Le expreso torpemente mis condolencias de rigor y cuelgo. Acto seguido, sin ningún aspaviento, sin mutar en nada mi gesto, le doy al 'play' y mi música y yo seguimos a lo nuestro.

Entre canción y canción, de manera involuntaria, me asalta un recuerdo. Hará una semana, no mucho más, justo antes de la fractura de húmero que ha precipitado su despedida terrenal, Carmen y yo tuvimos nuestra última conversación. Bajé a su habitación a tomarle la tensión y le pregunté que por qué ya no se pintaba, que me daba mucha rabia, que siempre la había conocido con su sombra de ojos verde y que la echaba en falta. Me dijo que si tanto la añoraba, que cogiera su neceser y la maquillara. Eso hice. Extendí, la verdad que con poca gracia, sombra color verde por sus párpados, le dije que sin duda estaba así mucho mejor, que menudos ojazos de infarto, y ella, con una amplia sonrisa me dijo: "que el Señor te lo pague, nenica".
Con la llegada de Encarna, que asegura tener todos los síntomas habidos y por haber, y que "de ésta sí que me muero, Isabelita", abandono este recuerdo y cambio de tercio.

Avanza la mañana, me cruzo con compañeras, comparto la noticia con ellas, suelto un par de "pobrecilla", "qué pena", "bueno, por lo menos se ha muerto durmiendo", y frases de ese tipo, protocolarias y completamente automáticas. Bajo a desayunar. Mi bocadillo y mi pastelito me saben fenomenal. Disfruto de mi café con verdadero placer. Charlo y río como cualquier otro día. Me paseo un momento por las redes sociales sin buscar nada en concreto, sin encontrar nada nuevo. Escribo alguna chorrada en mi muro. Bostezo. Me quejo de lo duro que es trabajar y estudiar, del poco tiempo que tengo. Paso consulta con el médico. Termino las curas y los pastilleros. Y, poco antes de acabar mi turno, la fúnebre noticia parece haber pasado a mejor vida.

"Ni el más mínimo temblor por esta señora que durante casi 5 años ha formado parte de mi escenario diario". Ese es el titular que, rodeado de parpadeantes luces de neón, golpea mi cabeza durante mi trayecto en coche de vuelta a casa mientras en la radio suena una canción tan pegadiza como ridícula en la que un señor confiesa que quiere tener "una noche loca con tremenda loca", increíble frase esa.

Ni el más mínimo temblor... me repito de nuevo en el ascensor mientras me quito las gafas de sol, me miro al espejo y me retiro con el dedo restos de lápiz de ojos del párpado inferior. Abro la puerta de casa y me pregunto con cierta pena qué es lo que me ha pasado, en quién me he transformado, cómo es que me he enfriado tanto...
Será que he madurado, pienso para mí entre bocado y bocado, que he crecido, que sin más remedio me he curtido, que una profesional de la Sanidad no puede permitirse ser demasiado emocional, que, en fin, supongo que es normal, que ésto suele pasar, que el ser humano se acaba acostumbrando a todo, que para poder lidiar con tanto dolor se necesita de un buen escudo protector, que hay que saber poner barrera, que no podemos llevarnos a casa los problemas de la Residencia...
Intento justificar de mil maneras mi anestesia emocional, esta inquietante sensación de insensibilidad general, pero al final, ya en la cama dispuesta a echar mi obligada siesta, decido que la auténtica verdad es que ya ha llegado el momento de abandonar, de volar, de moverme a otro sitio, de cambiar de lugar.
Porque siento, con mucha nostalgia y cierto miedo, que todo lo que tenía que hacer por aquí ya lo he hecho, que todo lo que podía dar de mí ya lo he dado y que sin duda ya he visto demasiado. Pero sobre todo, porque cuando me marche de aquí, quiero que sea estando todavía enamorada, entusiasmada, emocionada, y no desencantada, ni aburrida, ni hastiada, ni agotada...
Y me temo que, si eso es lo que quiero, tendré que ir deprisa, muy deprisa... casi que corriendo.

7 comentarios:

  1. Creo que no eres una persona insensible, al leerte y ver lo que escribes se nota q eres una chica llena de sentimientos y un buen corazón, la vida a veces te da palos los cuales hacen que te hagas cada vez más duro pero eso no quiere decir que tengamos nuestro corazón y tu trabajo es muy difícil, que tienes q saber mantenerte firme y no encariñarte con todos tus abuelitos porque sabes que tarde o temprano se irán, que si llegas a hacer eso no puedes llevar bien tu trabajo. Sabía que estabas enamorada, para escribir así como escribes tu, se mesecita tener un poco de amor en el corazón. Espero que si te llegas a ir sigas escribiendo, me encanta leerte.

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    1. :) :) :) :) Gracias por sacarme una sonrisa :) :) :)
      El día que me vaya,que no será pronto pero que debe de llegar porque va tocando ya, espero seguir escribiendo. Quiero y deseo no dejar de hacerlo y comentarios como el tuyo me animan a seguir haciéndolo.
      Muchas gracias! :)

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  2. No se como describirte la impresión que me produce algunas cosas de las que escribes, cómo siento lo mismo, como a veces parece que hablase de mi realidad.
    Yo no soy insensible, estoy totalmente encariñada y enamorada tanto como puedo, porque mantener el corazón es tarea de cada minuto de la vida. Y también me sucede como a ti, que desaparece una persona y la vida sigue como si nada. Ya lo hemos vivido muchas veces, A mi me sucede desde el principio, creo que no van por ahí los tiros, que es algo de más calado, que no somos del todo capaces de captarlo y expresarlo y nos deja muy extrañadas. Te irás pero esto, que no sé como llamarlo seguirá igual. Forma parte del misterio de la vida y la muerte. Gracias por compartirlo.
    Conchi.

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    1. "Mantener el corazón es tarea de cada minuto de la vida" "Te irás pero ésto, que no sé cómo llamarlo, seguirá igual" Ufff.... no sé si me creerás,pero tu comentario me ha estremecido de forma especial..
      ¡Gracias, gracias, gracias!
      Un abrazo, Conchi.

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  3. Sister a mi me pasa lo mismo...un día tuve una conversación con un familiar y le conté mi preocupación por " mi falta de sensibilidad" hacia estas situaciones, el me dijo que lo pasaba lo mismo en su trabajo, el me dijo: Lola no te asustes es que ya eres PROFESIONAL. Pienso que es una coraza que nos ponenos para que no nos afecte...no puede ser de otra manera...

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  4. Yo llevo 11 años trabajando en residencias. Esa anestesia emocional de la que hablas, en mi opinion es solo una coraza. Yo me he sorprendido muchas veces llorando por un "exitus" , teresa la q preguntaba cntinuamente si la habia pinchao, nieves que decia q ella se quedaria alli cuidandonos, antonio, que era un amor, un monton de recuerdos.. No creo q sean solo recuerdos.. es la vida de gente que nos necesita. Muchos besos resaca!!!

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    1. Hola tocaya! :)
      Sin duda llevas mucha razón. Es una coraza que además suele ser bastante necesaria para trabajar en sitios así.
      Muchas gracias por tus palabras y por compartir conmigo tu experiencia.
      Un beso!

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