Resaca de vivir

Resaca de vivir

domingo, 15 de junio de 2014

"UN POQUITO DE BALANCE"


Hoy hace exactamente 5 años que entré por primera vez en esta Residencia para, a día de hoy, permanecer en ella. Desde luego no tenía ni idea de que, tanto tiempo después, seguiría todavía por aquí dando guerra. En realidad no tenía ni la más remota idea de todo lo que iba a suponer para mí traspasar la puerta de este enorme bloque rodeado de huerta.

Aún no sé muy bien cómo acabe por aquí ni porqué, pero el caso es que así fue. Una llamada de mi amiga Marina, que curiosamente ha estado presente en todas las etapas de mi vida, me comunicó que quedaba una vacante de Enfermería y yo me decidí a acercarme un día para ver si me compensaba dejarme la insípida clínica donde languidecían mis días y unirme a este anciano mundo custodiado por una congregación de monjitas.
Por aquel entonces no disponía de coche, así que cogí un autobús que me dejó a unos 5 minutos de la Residencia y seguí después a pie las indicaciones de Marina: todo recto, el segundo carril a la derecha, sí, sí, aquí en vez de calles son carriles, qué va, yo creo que ésto no tiene ni número, ¿un punto de referencia, dices, algo que esté cerca? qué va, Isa, aquí sólo hay árboles, plantaciones de lechuga, limoneros, huerta.
Aquel caluroso día de Junio crucé, sin más, esa puerta, con unos vaqueros, una bandolera, un puñado de nervios en los bolsillos y mi desértico currículum a cuestas, sin saber que me adentraba en otro planeta, sin ser en absoluto consciente de que esa ingenua chica de 22 años no volvería nunca más a ser la que era, sin poder imaginar siquiera que poco o nada quedaría de la que yo era en aquella época, o bueno, siendo un poco considerada, imagino que aún permanece cierta esencia.

Todavía a día de hoy sigo preguntándome por qué me decanté por estudiar Enfermería, sigo sin tener claro qué extraño mecanismo se accionó en mí para que me diera por ahí. Eran tantas y tan dispares las opciones que barajaba, ninguna me decía realmente nada y al mismo tiempo muchas me parecían posibles candidatas. Por aquel entonces a mí sólo me gustaba de verdad escribir, leer, escuchar música y comer golosinas con mis amigas.
A su vez, de entre todas las ramas posibles, acabar en el cenagoso ámbito de Geriatría fue también producto de la más pura casualidad, como lo son tantas cosas que nos acontecen en esta vida. Así vinieron las cosas, simplemente, y yo, sin pensar mucho más, me abandoné en brazos de la inercia y me dejé arrastrar.

No sé qué haría ahora si pudiera volver para atrás, quizá en vez de apagar la colilla para accionar aquella puerta como hice aquel día, me encendería otro cigarrillo y echaría a andar rehaciendo el mismo camino. O quizá volvería a entrar y trataría de vivir desde el principio con mayor intensidad los millones de historias que se guisan en esta atmósfera tan peculiar.
En fin, no sé, todo es suponer, lo único que se es que aquí estoy, 5 años después, contemplando la que es mi segunda casa, el edificio donde tanto tiempo invierto, el lugar donde día a día voy creciendo, el sitio que tanta implicación me ha supuesto, pensando en los miles y miles de recuerdos y momentos que atesoro por todo mi cuerpo, un equipaje de vida nada ligero que llevaré siempre conmigo y que de otro modo no hubiera conocido.

Cuando empecé a trabajar aquí, aún sin haber firmado el contrato por cierto, apenas hacía un año que había terminado la carrera, mi experiencia como enfermera era escasa, mis conocimientos a todas luces insuficientes, mis técnicas torpes, mis herramientas ante la vida bastantes rudimentarias; me faltaba, miraras por donde miraras, madurez, actitud, seguridad, asertividad y muchas cosas más.
No sabía, desde luego, casi nada de la vida, pero menos aún conocía nada sobre la muerte que, más que ser lo opuesto a la vida como por aquel entonces creía, más tarde descubriría, y no fácilmente, que era una parte más de ella, totalmente inherente.

Mi llegada fue un poco dura, todo el mundo se conocía, yo era la nueva, única enfermera por turno, sentía que tenía poco que ver con todo el mundo... en fin, típica situación por la que todos hemos pasado en alguna ocasión.
"Muchacha, no salgas a fumar sola, vente con nosotras" esa es la primera frase de solidaridad que recuerdo por parte de una compañera, no sé si sería realmente la primera, la memoria es traicionera, pero sí la que recordaré hasta que me muera. La que tuvo ese gesto era, y es, limpiadora, se llama Mª Carmen, me dobla la edad, y a día de hoy, sin saber porqué, y aunque en apariencia poco tengamos que ver, siento por ella un cariño, una confianza, una admiración, una debilidad especial y, sobre todo, puedo decir bien alto que tenemos una amistad atípica pero de verdad.

Algo muy curioso de este lugar es que aquí sólo trabajan mujeres porque las monjas creen que conviene evitar cualquier instinto potencialmente sexual y ahorrarse así rollos raros en el trabajo. A este respecto me voy a abstener de comentar, pero creedme, tengo mucho que objetar y lo mismo algún día les explique lo equivocadas y erradas que están y lo malamente enfocado que han llevado el asunto.
¿Que cómo es un ambiente sólo de mujeres? pues es algo así como un caos hormonal, una plaga de sentimientos, una invasión de emociones, retales de ternura por todas partes, una confianza entre nosotras desproporcionada, lo mismo llantos que carcajadas, puñados de orgullo femenino, mucho de tú-has-dicho-ella-ha-dicho, cotilleos, enfados tontos que acaban en abrazo, la dieta como tema fundamental de conversación, la risa por todo y para todo, y mucho, mucho, muchísimo cariño.

Así fue, a grandes rasgos, cómo aterricé por aquí, en este lugar que si me paro un momento a pensarlo, no parecía en absoluto hecho para mí y del que sin embargo, y aunque suene extraño, me fui de alguna manera enamorando. Justo es decir que no fue poco el empeño que puse para que me gustara de verdad mi trabajo. Me hizo falta mucha implicación, abrirme a los demás, empaparme de cada situación, echarle ganas y valorar esta maravillosa profesión.
De este modo, entre rosas y espinas, penas y alegrías, he llegado a este día tremendamente orgullosa de haber vivido aquí lo que he vivido, convencida de que ha merecido la pena todo este complicado recorrido, sintiendo este edificio, su gente y su agridulce bullicio, como si verdaderamente fuera mío.

Resumir estos 5 años dentro y fuera de la Residencia resulta altamente complicado pero con unas cuantas pinceladas voy a intentarlo:
Aquí dejé de fumar y sólo Dios sabe lo mucho que me gustaba. Me aficioné al café porque siendo enfermera no podía ser de otra manera. Perdí una amiga, conservé muchas, conocí a varias nuevas. Conecté con personas completamente distintas. Abrí mi mente exageradamente. Perdí por completo mi inocencia. Reí como nunca y lloré chuzos de punta. Dije adiós a mi persona favorita del mundo y descubrí que eso al mundo le importaba un capullo. Retomé la escritura. Empecé a estudiar, lo dejé, volví a empezar. Cometí locuras, perdí la cabeza, hice tonterías. Me lo pasé infinitamente bien. Sentí odio creo que por primera vez. Luché por arrancarlo de mi ser, lo logré. Pensé mucho, dudé más, observé. Sentí pena y asco por el ser humano. Comprobé por mí misma que todos llevamos una cruz a cuestas y que por regla general es eso, sólo nuestra, imposible dejarla descansar en nadie salvo en nuestras propias carnes. Fui duramente juzgada, sobre todo por gente que me amaba. Gasté cientos de bromas tontas y alguna que otra grandiosa. Saqué muchas risas y sacaron muchas mías. Me sorprendí a mí misma. Fui valiente y cobarde a partes iguales. Me tocaron el corazón sin compasión. Desarmaron mis esquemas en más de una ocasión. Descubrí que muchas son las cosas que caducan y que otras, siempre pocas, perduran. Me decepcionaron y me fallaron. Decepcioné y fallé. Entendí que no hay peor trampa que la soledad, que al final pocas cosas importan de verdad, que la memoria es caprichosa, que casi todo está en la mente, que no existe mayor desgracia que no sentir nada, que enamorarse todos los días es el mejor alimento del alma, que el aburrimiento mata, que uno deja de ser el que era a cada segundo que pasa, que las circunstancias te transforman, que lo que vives te va moldeando, que la vida te va trayendo y llevando, que nunca sabes en qué plaza ni contra qué toro acabarás lidiando, que la vida puede llegar a ser muy injusta, que quien da no siempre recibe, que el ser humano puede ser horriblemente inhumano, que las cosas no siempre pasan por algo, que hay gestos que resucitan la esperanza, que nunca sabes lo que cada uno guarda, que todos tenemos secretos y demonios bailando dentro, que es muy fácil no tener ni idea de lo que la persona que tienes al lado piensa, que hay personas que sólo por existir hacen que merezca la pena este chiste malo que es vivir, que por más vueltas que le demos, éste es el mundo en que nos ha tocado vivir, que uno no puede construirse un mundo a su medida pero sí una guarida, que muy pocos son los que consiguen sentirse completos y satisfechos, que hay cosas que no deben salir nunca de uno mismo bajo ningún concepto, que la normalidad sólo es, la mayoría de las veces, un marco convencional, que hay muchas cabecitas aparentemente pulcras y serenas que albergan verdaderas tormentas, que hasta las más grandes pasiones se agotan, que a veces el amor no basta, que la ausencia no siempre es olvido, que el tiempo hace y deshace a su manera, que lo que uno se diga a sí mismo es lo importante, que la vida se reduce a unos cuantos momentos clave, que conviene relajarse, restarse valor a uno mismo y desprenderse del espejismo de la propia importancia porque al final de lo que somos no queda casi nada, piel arrugada, vasos atrofiados, nervios descontrolados, huesos desgastados, cicatrices del cuerpo y del alma, una mochila de vivencias, un puñado de renuncias siempre pegado a la chepa, soledad en vena.

Hoy hace exactamente 5 años que entré en esta Residencia donde, entre úlceras y heridas, inyecciones y pastillas, pañales y dentaduras postizas, he visto la cara más absoluta de la tristeza bien de cerca, he palpado la desolación más completa, he olido el hedor del espanto, he probado el bocado más amargo, he presenciado lo más mísero, lo más decadente, lo peor del ser humano.
Donde, mientras mucha gente de mi edad pasaba sus veranos en la playa, a mí me tocaba aprender a enfrentarme sola a situaciones que no te enseñan ni mucho menos en la carrera: presenciar una muerte, comunicar la noticia a la familia, atender una urgencia más sola que la una sin tener ni idea, tomar decisiones que no me corresponden, trabajar sin medios y en malas condiciones, arriesgarme a hacer cosas confiando en mi experiencia...
Pero también donde, al salir cada día por la puerta, reventada, con mi uniforme y mi mochila a cuestas, no se despiden de tí con un simple adiós sino con un: "¡Hijica, anda con Dios!" y es justo ahí, en esa enorme colección de ínfimos gestos, migajas y detalles, donde radica el peso de mi balance, pero sobre todo en toda esa gente grande, muy grande, que durante 5 años he tenido la suerte de tener delante.
Gracias, mil gracias, por hacer tan, tan, tan positivo mi balance.

22 comentarios:

  1. Me encanta, es como mi vida mucho más adulta de estos 6 años que he trabajado en mi Resi.
    Gracias y poco puedo darte a cambio. Conchi Artero.

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    1. Gracias, Conchi,seguro que con tu experiencia has entendido y visualizado perfectamente muchas cosas de las que hablo...
      Muchas gracias por apoyar y leer Resaca, con tu lectura ya me das mucho! :)

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  2. Gracias a ti por haberte conocido :)

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  3. Feliz 5° aniversario cariño!! Precioso como siempre guapa! Dichosas las aaee q podemos disfrutar de una enfermera tan humana,implicada,cariñosa,bromista... Ojalá sean muchos más juntas!

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    1. Mil gracias a tí, mi 'cuchi', me has dado muchísimo en este tiempo juntas, contigo he ganado una gran amistad que espero que nadie nos logre arrebatar :)
      ¡A por miles de aventuras y risas más!

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  4. Hola,

    Llevo un hora leyendo y leyendo tus entradas, con el corazón en el puño y pensando que lo que escribes es lo que yo pienso, tras pasar un mes en el hospital y en la planta de medicina interna (pero que podía haber sido geriatría por la cantidad de personas mayores que allí había), como acompañante de mi abuela que murió al mes de estar allí por un cáncer de riñón que se expandió a los huesos y a algunos órganos más.
    Y cada pensamiento que aquí pones, la misera, la fuerza, las sonrisas que no quieren ser tristes (pero que lo son), las lágrimas derramadas, los cuerpos que se van deshaciendo, que se orinan y se defecan encima... La tristeza infinita del dolor y del sufrimiento, y el perder de la consciencia del ser querido... Todo eso lo he pensado yo mientra veía apagarse a mi abuela y tú lo has descrito a la perfección. Aún recuerdo a una de las enfermeras, Ana, con la que apenas hablaba pero que yo allí consideré una amiga porque me alegraba verla aparecer, una compañera de fatigas (aunque lo de ella sí que eran fatigas) y lo reconfortada que me sentía cuando ella estaba. No le pude dar las gracias antes de irme. Te las doy a ti, porque sé que haces un trabajo maravilloso y duro.

    Gracias por tus palabras.

    Alba.

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    1. Hola Alba!
      Tus palabras me han emocionado pero de verdad!
      Siento mucho lo de tu abuela, cuanto dolor y sufrimiento para llegar al mismo sitio...
      Me ha gustado mucho tu expresión "compañera de fatigas".
      Muchísimas gracias, de corazón, por leerme y por conseguir, con tus palabras, removerme.
      Un abrazo.

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    2. Gracias a ti Itsuki, con este blog das dignidad a una tarea tan invisible y tan necesaria. Aquí tienes un fiel lectora, espero muy pronto nuevas entradas. Además, yo también soy de Murcia y cuando hablas de la huerta es como si me asomara a la ventana.

      Un besico,
      Alba.

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    3. Anda, que también eres de Murcia! Olé! Jejeje.
      Gracias de nuevo por tus palabras, me animan mucho a seguir escribiendo.
      Un beso! :)

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  5. Lo que más me gusta de ti es lo positiva y generosa que eres. Sigue así,porfa, compañera de escritura. Abrazos

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  6. Muchas gracias Luisa,por tu lectura y tus palabras!
    Espero con muchas ganas nuevos relatos en "Ludovica sigue"
    Un abrazo!

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  7. A mi ya sabes que me encanta leerte, pero esta entrada me ha emocionado particularmente, por la forma en que has descrito tu evolución dentro de "tu segunda casa", por la forma en que has descrito el aprendizaje, el sufrimiento, la soledad y en general la vida.
    Sin tener nada que ver, me has recordado tantas cosas que duermen dentro de mi, que solo puedo darte las gracias.

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    1. Muchísimas gracias little rose, me ha gustado mucho eso que dices de: "tantas cosas que duermen dentro de mí". Y es que a la hora de la verdad, todos guardamos cosas parecidas...
      Muchas gracias por dejarme tus palabras, me animan mucho a seguir escribiendo :)

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  8. bendita esa llamada de telefono! quien nos iba a decir a nosotras q ibamos a encontrar, descubrir y aprender tantas cosas el primer dia q entramos por esta puerta. el balance sin duda ha sido positivo.. y a tu lado muchisimo mas! espero q nunca dejes de lado tu sonrisa, tu critica, el cune, el cafe de las mañanas, el eir, nuestra plaza, nuestras etapas y el tren en el q seguimos viajando. besos de cunnet

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    1. Cunnet!! Jajaja me encanta! :)
      Muchas gracias por leerme, por tus palabras y por las "percepciones, vibraciones y sentimientos"
      Un gran, gran, beso.
      CríticaItsuki.

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  9. Sombrerito de Whatsapp multiplicado por 1.000. Grande Moffy

    -Ange-

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    1. Muchas gracias, Angie :)
      Un abrazo fuerte de Moff! ♡

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  10. Una maravillosa reflexión donde se adivina tu enorme generosidad hacia el ser humano mas indefenso.Besico.

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  11. Que alegría abrir Facebook y volver a ver una publicación tuya! Y volver a tener los vellos de punta de principio a fin...volver a sentir admiración, cariño,ternura...y volver a dar gracias,porque a parte de compañera, eres amiga... Feliz sexto aniversario,el 22 se aproxima ☺☺😍😍 Eres grande cariño...una gran enfermera,pero sobretodo gran persona. Millones de besos

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    1. Mil gracias por ese comentario tan preciosa,mi pequeña Pimi! me siento muy orgullosa de nuestra amistad (y eso que nos odiábamos qno! jaja). Gracias por estos 6 años repletos de historias y anécdotas a tu lado! Día 22 todito para nosotras! =) Un abrazo fuerte!

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