Resaca de vivir

Resaca de vivir

jueves, 8 de mayo de 2014

ESPERANZA


"Cuando le veo la pierna a mi mujer ya no siento nada, pero si a ella le duele la pierna, a mí me duele la mía." Miguel de Unamuno.

Ya no eres guapa. Ni joven. No tienes dinero. No vistes ropa de marca ni usas perfume caro. De hecho esos detalles tan personales ya ni puedes elegirlos tú, lo hacen por tí. Cada vez te cuesta más caminar. Llevas pañales porque te orinas encima. No eres capaz de alimentarte por tí misma. Babeas con frecuencia. Tienes la mirada perdida. Te ríes de pronto sin motivo y sin razón. Careces de amigos. Tienes vetada la conversación.

El mal de Alzheimer que te acompaña desde hace 12 años está ya muy avanzado. Estás aquí pero no estás. No es posible llegar a tí. Alguna que otra vez sueltas alguna palabra coherente que, curiosamente, suele ser malsonante, pero normalmente tu discurso es ilógico, inconexo, difuso.

Aparentemente no reconoces a nadie, ni siquiera a él. Y eso es, probablemente, lo más cruel.
Pero él si te reconoce, ya lo creo. El que es tu marido desde hace cerca de 40 años sigue viniendo a verte todos los días. No viene, te ve y se va, cumpliendo así con su visita y ya está, qué va. Viene y está, está de verdad. Se queda contigo toda la tarde, se sienta o pasea a tu lado, no te suelta de la mano. Dime, ¿puedes, desde allá donde estés, sentir su tacto?

Te habla, aunque tú no respondes. Te besa, continuamente te besa. Te llama "Isabelita", y a mí me hace gracia porque así me suelen llamar a mí por aquí.
No pierde la paciencia, ni pone mala cara, ni se cabrea, sonríe con benevolencia. Te trae ropa nueva y te la prueba. Te dice muchas veces lo guapa que estás y, perdona que te lo diga, pero a veces me pregunto si él te verá así de verdad.

Aparca su vida ahí fuera, esa vida que un día fue vuestra, y se dedica a estar aquí, a estar cerca de tí, contigo pero al mismo tiempo sin tí. Dos cuerpos pegados pero infinitamente alejados. Dos personas agotando, consumiendo, derritiendo aquí su tiempo. Tú, porque no tienes más remedio. Él, vete tú a saber porqué, autocondenándose voluntariamente a este viciado ambiente.

Cuando os veo juntos, un día, y otro, y otro más, pienso, Isabelita, en qué será exactamente lo que tanto motiva a tu marido para venir cada día, para no faltar a su desalentadora cita, pienso en cómo es que no decae, cómo no se harta, cómo no le vence la desgana, incluso pienso, llámame fría, en cómo hace para seguir queriéndote, siendo tú tan poco tú, siendo de hecho de todo menos tú, estando ya tan destruida, porqué no decide quedarse en el sofá con una cerveza y una bolsa de pipas, sin tener que afrontar la mierda que os ha tocado, la que os arrancó de vuestras propias manos un día la que era vuestra vida.

Dicen los entendidos que eso es amor. Yo imagino que sí, que bueno, que debe serlo, o por lo menos tiene pinta de eso. Sólo se que pocas cosas llaman más mi atención que la infinita capacidad del ser humano para seguir inspirando, promoviendo y mereciendo amor aun estando perdido, meado, hundido, cagado, vencido, babeando, sin saber quién eres ni a quién narices tienes enfrente.

Es justo esa capacidad maravillosa de despertar sentimientos en otra persona la que me reconcilia con la vida, con el ser humano, con esta deshumanizada sociedad que estamos creando.

Tú, Isabelita, desde tu inconsciencia, haces que de alguna manera vuelva a creer que somos algo más que un puñado de tierra, amenazas gravemente con arrebatarme mi trabajada coraza, despiertas de nuevo en mí la adormecida, comatosa, casi moribunda esperanza.




8 comentarios:

  1. Es simple increíble, me has dejado con la carne de gallina y las lagrimas en los ojos

    ResponderEliminar
  2. Hola,soy seguidora tuya desde hace unos dos meses.....hasta ahora no había llorado tanto al leerte pero hoy has hecho que me emocione,gracias por escribir.........

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :'))))
      Muchas, muchas, muchas gracias, de verdad. Tu también has logrado, con tu comentario, emocionarme.

      Eliminar
  3. Eres increible

    -Ange-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja Qué bonica que eres, Angie!♡♡♡ ¡Un besazo!

      Eliminar
  4. Totalmente emocionante, sobre todo y sin quitarle ningún mérito a tu manera de escribir y tus ganas de compartir esto con nosotros, la lealtad de ese marido ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ana! :)
      Desde luego, esa lealtad como tú la llamas,palabra que me parece muy acertada, es increíble, sobre todo en los tiempos que corren.
      Son estas cosas las que deben de hacer que no perdamos, a pesar de todo, la esperanza...
      Un beso y gracias por tus palabras :)

      Eliminar